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Una Mujer Estresada

Teorema del Dorito

Teorema del Dorito

Volviendo a dejar de lado mis historietas, intentaré ilustrar uno de los momentos más duros en la vida de una chavala a través de un sencillo modelito microdietético. Veamos si se verifica la hipótesis "Para adelgazar no hay que merendar" (Ahí va eso):

Partiendo del supuesto de que en invierno, entre fiestas y demás gaitas, una se empieza a atiborrar de porquerías diversas escudándose en que los jerseis taparán esos michelines que empiezan a aflorar por doquier, pues aprovecha para saquear las bolsas de pipas, pistachos y mañanitos de la despensa (excluiré de mi modelo factores como ser una fumadora y una bebedora que reniega del sexo masculino para no complicar excesivamente el análisis).

Si en el período inicial su peso inicial es t (evitemos recordar lo delgados que estábamos para no echarnos a llorar), tras 4 meses comiendo más filipinos que el monstruo de las galletas el peso final de la fémina acaba siendo de t+5 (vaya putada...). Tras el período de ajuste, la inocente y rolliza muchacha decide que es momento de volver a su masa corporal inicial (y si es posible, reducirla un par de kilos más).

De esta forma, esa pobre niña con 5 kilos de más decide iniciar la demoníaca "Dieta de los puntos", mundialmente conocida por dieta Watch Weight. Resumidamente, el método consiste en que cada alimento tiene una serie de puntos, y una persona que pese menos de 70 kg no puede comer más de 18 puntos al día. La ventaja que tiene es que puedes comer prácticamente de todo (mientras no te pases de 18 puntos al día). ¿Lo malo? veámoslo:

- Desayuno: Cafe con leche (2 puntos)+ tostada con fiambre (3 puntos)= 5 puntos
- Comida: Espaguetis con salsa de tomate (7 puntos) + queso rallado (2 puntos) = 9 puntos

Vale. Llevamos 14. Quedan 4. ¿Y QUE NARICES VOY A MERENDAR Y A CENAR? Un bocata de chorizo son 5 puntos ya. Adiós merienda... directamente ceno:

- Cena: Ensalada con atún (2 puntos) + yogur con frutas (2 puntos)

Ahí fueron los 18 puntos de la pobre y hambrienta chica del ejemplo (o sease, ahí fueron mis 18 puntos...). Tras esta demostración, la conclusión que se desprende es que... ¿para adelgazar no hay que merendar? Pues no. La hipótesis es absolutamente falsa. Para adelgazar hay que joderse.

¡Vivan los creativos de Dove!

(Por cierto, la confirmación empírica de la veracidad de mi hipótesis: ya he perdido cuatro kilos. Y estoy sufriendo muchísimo...)

Respecto a la foto: no, todavía no me estoy quedando así...

Quiero ser como Ginger

Quiero ser como Ginger

Me gustaría tener un vestido con can can, un peinado a tenacillas y un clavel en el pelo. Si caminara con esas pintas por la noche de Manhattan seguro que Fred Astaire saldría a mi paso y me invitaría a bailar en plena calle. El halo incandescente de las farolas iluminaría nuestras sombras al ritmo de I've got you under my skin de Frank Sinatra y yo no podría parar de reír al tratar de seguirle el paso. El vuelo del vestido giraría y giraría sin sentido y cuando la percusión y las trompetas estallaran, sería como si estallaran fuegos artificiales en todo nuestro cuerpo. Y todo terminaría siendo perfecto si nos sorprendiera un chaparrón, porque nos iríamos a cenar a un sitio elegante y asquerosamente caro en su Ashton Martin descapotable y yo anudaría un pañuelo en mi cabeza, tal y como hacía Ava Garner, mientras él liaba su tabaco preferido.

Sí, seríamos lo más smart de la noche neoyorquina

... Y entonces el lápiz cayó de mi boca, rompiendo el silencio de la estresada biblioteca.

Don't you know little fool? you never can win
Use your mentality, step up, wake up to reality.
But each time that I do just the thought of you
makes me stop before I begin
Cause I've got you... under my skin

(I've got you under my skin, de Frank Sinatra)
.

Arredor de ti

Arredor de ti

A veces es gracioso ver cómo nuestra percepción nos juega malas pasadas, intentando que confundamos la fantasía con la realidad. Y a veces la fantasía acaba pareciéndose de una forma tan abrumadora a nuestras propias vidas que hasta nos cuesta distinguir si somos, o no, personajes de ficción.

Este plano de Galicia fue el único testamento que un viejo cura galleguista dejó a su sobrino antes de morir. Al principio Adrián no comprendió el significado que tenía el legado de su tío, y cuando acabó sus estudios en la universidad decidió recorrer mundo, para ver si así por fin comprendía qué pintaba en este mundo y conseguía identificarse con una gran ciudad como Madrid o París. Pero Adrián no lo consiguió y, decepcionado, emprendió su viaje de vuelta a Galicia. Fue entonces cuando comprendió quién era, de dónde venía y a qué lugar pertenecía realmente. Y así entendió qué significaba aquel viejo plano de Galicia.

Creo que hace tiempo prometí despedirme, y dejarte este plano es la mejor forma que he encontrado para hacerlo.

Buen viaje, Solovio.


PD. Si nos echas de menos, recuerda que tan sólo estamos a 6000 kilómetros de distancia y a un golpe de teclado :)

Anda que no tenía yo ganas de enseñároslo... ¡y ahora es posible gracias a mi nueva cámara de fotos!

Llevo años haciéndolo. Posiblemente porque nunca encuentro una buena racha para acabarlo de golpe (y porque es bastante complicado). Ya tiene tres capas de pintura encima... ¡pero yo soy una mujer paciente! jaja.

Sólo me queda retocar el guante de arriba y una pequeña gasa sobre el hombro. Este verano prometo terminarlo :)

Veintidós

Veintidós

Son los que cumplo mañana jueves. Cuántas cosas han pasado ya. No me digas que cuando tenga 44 me habrán pasado el doble porque... ¿44? ¡¡¡DIOOOOOOOOOS!!!

Bueno, bueno, relájate. Que aún te quedan doce meses para atravesar la edad crítica. Ahora que lo pienso, los veintitrés son la edad crítica en un hombre, pero bueno, supongo que yo siempre he sido un poco macholo. La que siempre jugaba con los niños en la guardería, la de los concursos de escupir, la del vestido lleno de barro, la de las patadas voladoras, la de la fórmula 1, la aficionada a los dardos... lo dicho, un chicazo. Seguro que también atravieso los críticos veintitrés.

Recapitulemos entonces, que nunca viene mal: Estoy en cuarto de carrera. No tengo carnet de conducir. Nunca he salido de España más que para comprar sábanas en Portugal (bueno si, he ido a Gipuzkoa y a Lapurdi pero no sé si cuenta...). Fumo. Bebo. Odio el teléfono. Siempre estoy manchada de óleo. No sé tocar la guitarra. Soy desordenada. Me gusta caminar. Odio correr. A veces aún como petazetas. Mis manos siempre están frías. No sé andar con tacones. Me he desgraciado el pelo. He ganado dos kilos. Y el hombre que más me ha durado se llama Nicolai Aleksander (mundialmente conocido como Eristoff).

Vamos, que soy una joyita. Pero me alegro, porque si no fuera así no podría reírme de mí misma. ¿Y qué mejor forma de celebrarlo que hacer el París-Dakar? Si mañana jueves veis a cinco borrachos en el franco a eso de las doce, la que cante artículos del código de comercio seré yo (o de la constitución, quién sabe...).

En la foto... los tres peores del mundo

PD: Un besazo para Cascabel que el domingo también cumplió. Y cuidao con el tequila “Aguas Buenas” del Trafalgar, que de buenas sólo tienen el nombre...

A dos manzanas

A dos manzanas

Tras cuatro años viviendo en su burbuja decidió explotarla. Giró el picaporte tiró las llaves del coche sobre la cama y se sentó frente al espejo.

Entre las picaduras del viejo vidrio se podía distinguir una chica con el rostro surcado por el kohl y el cabello rozando su cintura. No se reconocía bajo el vestido ajustado y el color de sus labios. No recordaba el contorno de sus clavículas ni la sombra de sus ojos. Estaba tan trastornada por los cambios que ni tan siquiera reconocía la marca del cigarro que sostenía entre sus dedos.

En su cabeza sólo oía reprimendas. Y se dio cuenta de que sobraba comerse el coco, porque lo hecho, hecho estaba y ya no podía cambiar nada. O sí podía... podía cortar con su pasado y cambiar su futuro. Y podía hacerlo porque no tenía nada... no tenía absolutamente nada, excepto a si misma y a su propia vida.

Entonces cogió las tijeras del escritorio y cortó un mechón de su precioso pelo. Las hebras doradas caían sobre las baldosas mientras ella dejaba patente que la persona que había entrado en ese cuarto no sería la misma que saldría de él, tanto física como sicológicamente. Se lavó la cara, se puso unos vaqueros, tiró el vestido y los cigarrillos a la basura y salió a buscar a Julián en plena noche. No había nadie más aparte de ella, la brisa y las dos manzanas que separaban sus dedos del interfono de su amigo:

- Créeme, prefiero amargarme yo misma antes de que alguien me amargue. Así sólo soy la mitad de tonta en vez del doble, como he estado siendo durante cuatro años.
- Lo sé, ¿por qué crees que me caes tan bien? No es solo porque cocines de muerte y me des collejas... esa es tan sólo una pequeña parte de tu encanto. Eres irremediablemente complicada.

Y bajaron la calle riéndose... y en zapatillas. Debían ser amigos de toda la vida, vecinos del mismo barrio desde pequeños. Ella se había perdido durante cuatro años, pero el bloque de Julián siempre estaría a dos manzanas de su calle por si algún día decidía volver a encontrarse.

Nada mejor que una noche de abril y un buen amigo para sentirse uno mismo... otra vez.

Noches de Gabiria

Fue una cosa muy extraña. Porque yo apenas lo conocía y era amigo de un chico con el que había salido.

Yo tenía 18 años y él 20. Simplemente se vino aquí a estudiar, salimos una noche para enseñarle la ciudad y acabamos bebiendo porrones de vino con mora, robando cartas de un buzón, escalando la fuente de la plaza de Abastos e imitando a Madonna en el Ruta con dos conos que encontramos Dios sabe dónde...

Pocas veces me reí tanto en mi vida. Era un crack inventando nombres. Fue él quien me puso lo de Inchina (de "made in China", por los ojos rasgados y la maña con los palillos). Me grababa canciones rarísimas... su ordenador era una auténtico hervidero de cosas extrañas y sin sentido. Lo mejor eran las canciones de David Bowie. Y la película aquella, del laberinto (demencial...). Incluso nos inventamos un amigo imaginario que solía atacarnos por la noche en pleno baile: el gnomo de Bisbowie (híbrido de David Bisbal y David Bowie. Y aunque no lo creáis, yo sentía cómo me agarraba la pierna los jueves por la noche).

Una vez su madre le llamó y estaba en un estado tan caótico que empezó a describirle cómo trepaban los líquenes por la catedral. Otra vez Kiko y yo nos cargamos su sofá (fue un accidente...). También le escondimos el inhalador entre la ropa sucia, le embadurnamos la taza del váter con desodorante, descorchamos una botella de Ribeiro y "bautizamos" la pared... (en venganza más de una vez mis tenis salieron volando por la ventana).

En su nevera sólo había cerveza, zumo, bistecs y calamares a la romana (sin olvidarnos de su sagrado tabasco...). Intentó enseñarme a tocar la guitarra pero, definitivamente, no tenía madera de profesor. Y lo cierto es que no debía ser culpa mía, porque su vecino el heavy del tercero, que vino a buscarnos antes de presentarse por citación judicial en Fontiñas, me enseñó más acordes en media hora que los que aprendí en una semana de clases con Leis (ahí si que no había quien viviera...).

Ahora se ha mudado y ya casi no lo veo. Es una pena, porque éramos los compañeros de juerga ideales, pero así es la vida. El sábado volví al Porrón y salté otra vez a lo matrix entre los muros de los callejones... pero definitivamente nunca me saldrá tan bien como a él. Tampoco me ha vuelto a atacar el gnomo de BisBowie.

Menudo par de ingratos. ¡A ver cuando volvéis!

-Oh, I ought to report you to the Gnome office
-Ha ha ha, hee hee hee... I'm a laughing Gnome and you can't catch me

(The Laughing Gnome, de David Bowie)

Evadiendo realidades

Dos años después volví a casa, y vi mis farolas perderse entre los adoquines de las calles, tal y como lo hacían antes de mi ausencia. Todo estaba igual, todo, menos nuestro barrio. La especulación inmobiliaria había convertido mi pequeño barrio obrero en largas hileras de edificios de piedra patrullados por policías. Y ya no estaba la antigua casa del alcalde, aquella casa que entraba a investigar por la puerta trasera. La casa abandonada que tenía el octavo escalón roto, donde tantas veces enganché mis sandalias. La que tenía una gran galería de madera, donde encontré un antiguo álbum de fotos en blanco y negro.

Ahora, en vez de la vieja casa del alcalde hay un gran abismo entre dos edificios. Y me duele... me duele tanto que de la noche a la mañana parte de mi vida desapareciera de golpe y plumazo que no sé cómo escribirlo. Sé que la culpa fue mía por irme lejos, por no entrar en la casa por última vez. Por olvidarme allí el álbum de fotos, que ahora sepultan sus escombros. Pero han pasado dos años y ya no hay vuelta atrás.

Tampoco a ti te conocía lo suficiente. De hecho, creo que empecé a conocerte cuando ya prácticamente me había marchado, pero estaba claro que las cosas así no tenían una lógica: eran antinaturales. Y ahora, después de tanto tiempo, camino por los muelles del puerto imaginando cuántas veces tu los pisaste mientras yo no estaba. Y sueño con que apareces de mil formas distintas y dices que los dos años te han parecido dos días, y que en dos días nadie se conoce, así que de ahora en adelante no tendremos más labor que investigarnos mutuamente.

Pero no es verdad. Es mágico imaginarlo, pero en el fondo sé que todo es una farsa que invento en mi mente para no dar más vueltas a lo inevitable. Sé que se encharcarán mis sandalias en la espera porque no pronunciarás esas palabras. Sé que no vendrás a secas, y no lo harás porque no tiene sentido. Yo no lo haré porque no tengo el valor suficiente, porque yo sí que no tengo alma de aventurera.

Y al final será como una de las páginas que leo antes de dormir. La viviré con intensidad mientras dure la lectura, y después la pasaré y apagaré la luz. Sólo será una página entre cientos de páginas de un libro... entre cientos de libros en una gran biblioteca...

¿Y si pierdo el marcapáginas?

Nada es tan urgente, nada tan importante... nada merece más la pena que el instante que tenemos delante, y el siguiente, y la oportunidad de hacerlo diferente.
(Kase o)

El equipo "A"

El equipo "A"

La primera y la última letra de nuestro nombre coinciden. Y también los dos últimos dígitos de nuestra fecha de cumpleaños. Tauro y Virgo. Yo adoro los gatos. Ella los odia. Le gustan los perfumes intensos. A mí las aguas de colonia. Fuimos las primeras en hablar al llegar a la facultad. Entramos solas en un pazo abandonado y salimos de él juntas... corriendo del miedo. Fue de los pocos en apoyarme cuando más lo necesitaba. Yo nunca he dejado de apoyarla a ella.

Ella no es impredecible... de hecho es fácil saber cómo va a actuar (siempre que esté sobria, claro). Pero no pasa no mismo con las cosas que dice. Yo soy la de acciones impulsivas (lo que aquí llamamos "arroutadas"). Ella es la de las frases descabelladas, ofensivas o subiditas de tono. De hecho, creo que un día acabaremos lesionadas. Si no es porque yo finjo ser devorada por su lavadora, será porque ella diga lo menos adecuado en el momento menos oportuno. He aquí una fiel prueba de ello:

- Tranquilo chico, que te montamos un club de fans. Yo soy la directora y ella la tesorera (a un desconocido cuyo amigo había ligado. Lo cierto es que dudo si lo habré dicho yo realmente...)

- ¡Científica busca labios para intercambiar microbioooooos! (señuelo nocturno...)

- Te has convertido en Lenka, la princesa de la noche (rememorando un artículo de una stripper de Interviú)

- anda, mira: uno, dos, tres, cuatro, cinco... ¡cerdos! (ejerciendo labores diplomáticas con el sexo masculino. Se respiraba diplomacia por doquier...)

- ¡Cuidao que ha llegado el gusano violadorrr! (tumbadas en la hierba. Vaya aprensión que nos metió...)

- Eres una puta-gorda-fea-de-mierda (su nuevo hit, mientras bailaba. Alguien se dio por aludida...)

- No vayas a su casa, que eres muy sensible. Y seguro que ya la ha jiñao de una sobredosis (dando ánimos al personal)

- Con esos colegas no me extraña que vuestros porros parezcan cigarritos de puta (y es que nunca falta un piropo en su boca...)

- Respecto a lo de vuestros ex: dan ganas de blandir una catana. Respecto a los míos, les haría pisar brasas incandescentes (probando nuevas formas de tortura)

- Soy la ostia. Soy maravillosa. De hecho soy tan increíblemente perfecta que hasta los hombres desisten de conquistarme... ¿o qué te pensabas? (la modestia es una de sus más grandes virtudes)

- ¿Ves? ahora debería escupirte el vino en la cara (vale, yo se lo escupí hace un par de años pero fue un accidente...)

- Yo soy Chiquetete y tú Raquel Bollo (a "tortas amistosas". Las copas acabaron donde debían acabar: en el suelo del salón)

Y una de mis preferidas:

- Cuando las del Opus cerraron las cortinas y me pusieron a rezar... vi pasar toda mi vida por delante (sí, su pasado es todavía más oscuro de lo que parece)

Y es mi amiga. Mi amiga desconcertante, imprevisible, divertida... muchas veces creo que en vez de hablar escupe palabras... o baila un zapateao sobre ellas. Y después de cinco años, es todavía peor que cuando tenía dieciocho.

Levanta ese ánimo, que este viernes quemamos la ciudad... ¡y además estrenamos zapatos de tacón! ;))

Desgastando ideales

Desgastando ideales

Recordando una frase de Cascabel que me gustó especialmente... (en su post del 15 de abril de 2005):

Sabe que despierta su curiosidad. Es como cuando estás en una biblioteca y al levantar la cabeza de tu libro ves cómo alguien desvía torpemente su mirada en otra dirección. Más tarde vuelves a mirar y lo descubres haciéndolo de nuevo. Y aunque no vuelvas a levantar la cabeza de entre las páginas notas su presencia y sabes que esos ojos están aprovechando ahora, que no puedes verlos, para analizarte minuciosamente.

¿Y cómo hará un invidente para analizar a esa persona que despierta su curiosidad? Quizá el olor y la risa jueguen un papel importante en su escala de valores. El tono de la voz, la forma de expresarse... Quizá esté desayunando en una cafetería y al abrirse la puerta para un nuevo cliente se extienda un suave olor a flores y a caramelo. Entonces él sentirá cómo una brisa fresca se esparce mientras esa chica (porque sólo una chica puede oler así y dar ese tipo de pasos) cruza el pasillo y pide un té con hielo al camarero de siempre. Y se dará cuenta de que son viejos conocidos, porque con una mínima broma de aquel que sirve el té comienza a fluir la suave y refrescante risa de alguien que no debe tener más de 25 años. Algo más tarde se decicirá a acercarse e invitarla al té con hielo, diciéndole que su sonrisa le ha alegrado el desayuno. Sé que lo hará porque él no tiene miedo a ver una mala cara o a que no sea lo suficientemente guapa. Sabe que nunca la verá, pero para él es una chica preciosa y alegre, de andar decidido y que huele a flores y a caramelo.

Pero... ¿y si no fuera ciego y ni tan siquiera pudiera aspirar su aroma o sentir la decisión de sus pasos? ¿Y si en vez de poder vigilarla entre sus folios de apuntes sólo pudiera imaginarla cuando está a solas? Quizá acabe creyéndola más perfecta e interesante de lo que es en realidad, y el perfume que ha mezclado en sus pensamientos durante varias semanas sea más intenso y exclusivo que el agua de colonia que ella utiliza a diario. Es posible que el caminar decidido de unos zapatos de tacón no se corresponda con los pequeños pasos que realmente dan sus bailarinas desgastadas.

Y a lo mejor cuando él descubra todo eso se dará cuenta de que mientras soñaba se pasó un par de salidas de autopista y ya no puede dar marcha atrás... o prefiera continuar el camino que seguía, porque aunque la perfección del sueño era hermosa, el misterio de que ya no sea tan perfecto lo es todavía más. Quizá tengas alma de aventurero. Quién sabe.

“Tú y yo quisimos ser de sueño y no somos más que de realidad”
(Llovió, de Presuntos Implicados)

Claveles para un revolucionario

Claveles para un revolucionario

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Y a lo mejor la espina es la supervivencia de la rosa,
y a lo mejor la herida sangra para advertirte del dolor.

Y a lo mejor la seda se rompe para hacer la mariposa...
y a lo mejor la duda existe para que yo pueda acertar.

(Cómplices)


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Hace tiempo alguien me pidió que escribiera algo así. Y va por tí:

Nunca le ha gustado madrugar. De hecho es un ser bastante perezoso, pero el olor a tostadas recién hechas suele animarla a desprenderse de los brazos de Morfeo a eso de las ocho y cinco de la mañana. Su mesa está siempre llena de apuntes y editoriales de periódicos, pero durante los 45 minutos que tarda en organizarse antes de salir de casa consigue encontrar folios limpios, su bloc de dibujo y un par de bolígrafos.

Dicen que esa mirada triste y verdosa la heredó de su bisabuela Paula, pero ella siempre sabe regalar una sonrisa a primera hora de la mañana. Es la mirada del fado, y hay quien dice que ella sabe cantarlos. Tiene ese toque de tristeza en la voz que sólo da el desencanto a través de los años. Quizá por eso admira tanto los pies descalzos de Cesária Evora, el tul de las faldas de Dulce Pontes o cómo Amália Rodrigues desgarra su alma al pronunciar cada palabra como una oración. Creo que lleva las cantinas marineras tatuadas en el alma y su mayor ilusión sería volver a encontrarse aquel barco abandonado que antaño destrozaron tantos temporales interiores, siempre impasibles... sin un atisbo de piedad ni con el paso de los años.

Tras dos horas de crash bursátil necesita un capuchino y un cigarrillo para sentirse en casa, aunque esté a ochenta kilómetros de su ciudad. Le gusta la marca que el rojo de sus labios deja en el margen del filtro, porque es la misma que dejaba su abuela Nieves mientras masticaba un caramelo de menta. Tras apurar la última gota del vaso de papel, anuda sus rizos castaños en un moño y se dispone a pelearse con la fotocopiadora de la hemeroteca y la relación entre las lenguas y el vil metal.

Y es tan despistada que olvida la carpeta sobre una de las mesas... y parece imposible que 169 centímetros de altura y 63 kilogramos permitan a sus piernas moverse de una manera tan rematadamente torpe entre los pliegues del tul de su falda. Creo que está demasiado acostumbrada a los libros. A sus dos décadas publicaron su primer trabajo en la universidad y le parece tan mediocre que hasta le da vergüenza leerlo, porque es demasiado exigente consigo misma, pero quizá el perfeccionismo sea algo inevitable cuando llevas a un dibujante dentro.

Porque nada la hace sentirse más cerca de la libertad que sentarse en el parque del viejo cementerio con su bloc y su lápiz. Le gusta dibujar a la gente que pasa y odia los bodegones y las frutas escarchadas. Y le gusta que el viento le revuelva el pelo y la gasa de su falda porque se siente segura y tranquila mecida en su vaivén y participando en el alegre baile de las hojas, que ya empiezan a dejar de caer en esta época del año.

Al volver a casa le espera la hierba recién cortada y su gato descansando en el árbol de la entrada. El manantial en el que se sentará a leer las páginas de su nuevo libro durante el verano. El diario en el que sólo escribe cuando relee lo anterior y cae en lo equivocada que estaba. El clavel que recuerda su revolución interior todas las noches, siempre en el mismo jarrón. La película en blanco y negro que tanto le gusta. Y simplemente cierra sus ojos intentando escapar al insomnio que la asola desde hace un par de meses, intentando recodar aquel...

Barco abandonado
na voz do tempo, na margem do rio.
Nesta lonjura
na voz dos temporais
anoitece um canto sombrio
nas pedras deste cais.
Há um adeus no meu olhar...
este meu barco prisioneiro
há de ser viageiro
no meio do mar.

Coversaciones con Manu (Parte I)

- ¿Has visto el blog?
- Sí, sí
- Al tuyo ya le va tocando una actualización, ¿eh?
- No me presiones... (risas)
- Me voy a contener hasta que publiques tu próximo post
- No, no... tú escribe porque tu blog mola
- Psé. Yo creo que se está poniendo un poco ñoño con tanto bombón y tanta tontería
- Qué bombón, ¿tú? (risas)
- ¡Boh! En serio, necesito una historia de drogas, sexo desenfrenado y rock setentero.
- Esa ya esta contada, es la vida de Jim Morrison.

Como una caja de bombones...

Como una caja de bombones...

Desde luego soy una persona afortunada.

Sí, lo soy. Es algo que solía pensar muy a menudo y por lo que solía dar gracias, pero parece que últimamente se me había olvidado un poco. Estaba un poco perdida, pero hoy gracias a alguien he vuelto a recordarlo.

Esta mañana hacía un día precioso cuando salí de clase. Ayer ya empezaba a apretar el calor, así que decidí dar un paseo por la ciudad. Después de una caminata de varios kilómetros ya no podía con el sofocón y me senté en las escaleras de entrada de un centro comercial de las afueras. Empecé a pensar en muchas cosas que me han pasado, buenas y malas... las ideas iban y venían a mi mente de forma desordenada, quizás también por efecto del calor que tenía. Fue entonces cuando un abuelo de unos 75 años salió con sus bolsas de la compra del centro comercial y, acercándome un buen puñado de bombones, me dijo:

- Toma nena, que estás moi aburrida
- Uy... ¿tantos? Pues... ¡muchas gracias!

Y cruzó la carretera y se marchó. Lo cierto es que me pilló de sorpresa. Y me hizo recordar cuando mi madre me decía "No aceptes caramelos de extraños"... y me eché a reír. ¡Creo que ya no tengo edad para decir eso,la verdad!

Y allí seguí yo durante diez minutos más. Sentada, muerta de calor, con una gran sonrisa y pasando el puñado de bombones envueltos en papel de colores de una mano a otra. Y fue entonces cuando me di cuenta de que estaba siendo una estúpida, porque como decía el Sr. Gump, la vida es una caja de bombones. Si a veces me toca el de coco... pues me tendre que aguantar. Pero... ¿Y si no me hubiese atrevido a abrir la caja? Nunca me llegaría a comer el de praliné. Realmente, soy una chica afortunada :)

Y yo respirando el día cada vez que me tropiezo con algo inesperado...
(Iván Ferreiro - El viaje de Chihiro)

(P.D. Me gusta guardar el envoltorio de los bombones porque así recuerdo lo feliz que me hicieron en su momento).

¿Sueño o pesadilla?

¿Sueño o pesadilla?

(...OR NIGHTMARE?)

Así, a primera vista, impresiona. ¿Os imagináis un "sueño español"? (vale, vale, o galego o catalá o euskaldun...). Yo no. Si realmente el sueño americano consiste en la democracia, el orden y la libertad, España no forma parte de él. Pero desde luego que los Estados Unidos tampoco.

Hay aspectos en los que la forma de vida americana nos lleva años luz, pero también hay muchos otros en los que parece que se ha decidido a retroceder un peldaño en esa escalera que conduce a aquel famoso "sueño americano".

Mi abuelo es norteamericano, y aunque ahora mi familia está aquí vivieron casi toda su vida en New Jersey. El año pasado acabé mis estudios de inglés en la universidad y decídí, como mucha gente hace aquí, hacer intercambios español-inglés para seguir practicando. Es algo que me permitió conocer mucho mejor, sobretodo, la cultura estadounidense.

A F. le gustaba cómo pronunciaban su nombre en Estados Unidos. Aunque es de origen hispano, prefiere el sonido de "Francesca". Le extraña bastante que en España la gente no se mate en la calle y no entiende por qué en América sucede y aquí no. A su abuela le intentaban vender droga en la propia puerta de su casa. Menos mal que era una mujer de difícil persuasión...

S. tiene 24 años. De hecho los cumplió el día del Apóstol (y lo celebró con una gran coca de mazapán -su "gran pez", como ella decía-). Es activista en una ONG llamada Iowans to Free Palestine y en otra organización contraria a Bush. Aunque nació en Nuevo Mexico, actualmente vive en Chicago y trabaja como intérprete en un hospital. Su última hazaña fue conducir toda la noche para manifestarse en Washington contra la política del gobierno. Su frase: Si gana Bush, me voy de América" (aún sigue allí, pero bueno... supongo que es complicado).

J. tiene 23 años. Nació en Antequera (Nuevo México), pero vive en Virginia. Desde que se fue a estudiar a la India decidió hacerse vegetariano, porque "la carne allí era horrible". Lo cierto es que dudó en dejar su dieta mientras estuviera en España, porque quería comer pulpo. Nunca comió un yogur hasta que llegó a Galicia. Le gusta la guitarra clásica y Kerry le daba un atisbo de esperanza... hasta las elecciones, claro. Su frase: Que se pueda cenar comida vegetariana, ¿eh? (grrr!!!!!)

E. vive en Nashville (Tenesee) y es adicta al chocolate (además de activa en International Board). No le gusta la guerra, pero cree que Kerry no es tan bueno como lo pintan. “Es un poco tonto. Un día puede decir una cosa y al día siguiente cambiar totalmente su argumento”. Hace casi tres meses que empezó su nueva vida en España y está en su salsa totalmente, aunque echa de menos a su perro. Gracias a ella probé los brownies. Luego los intenté hacer encasa y dejé la cocina hecha un carnaval... Su gran anécdota:

- Santiago. Momo. Caminando por Virxen da Cerca:
(Conductor): ¿Tienes un piti?
(E.): ¡Oh!... ¡Sí, sí!
(Conductor): Entonces... ¿tienes un pitillo?
(E.): ¡Sí, yo sé! Rúa dos Pitelos (traduciendo: calle de los pollitos).

A los gallegos nos van a hablar del conflicto lingüístico... ¡JA! :)"

Derrotándome

¡DIOOOOOS QUÉ RESACA!

Necesito cambiar de vida, de verdad. Me he convertido en una degenerada y debo declararme en Estado de excepción. Los vaqueros, los cigarrillos y los bares son mis aliados en esta contienda. En la práctica todavía no hemos perdido, ventiún años de guerra sería demasiado poco tiempo luchando con la vida... pero quizá cuando algunos cañonazos son más fuertes que otros, los veintiún años de lucha acaban pareciendo veinticinco.

Hace ya meses que perdí la batalla contra mis rizos castaños o mis tenis desteñidos, pero se la he ganado a los zapatos de tacón y al rojo de labios. No fue fácil, hubo que romper muchas fotos, tirar regalos estropeados y recuerdos sin sentido, pero finalmente lo conseguí. Ahora soy simplemente yo, y en pie de guerra ante los ventidós, o lo que es lo mismo, ante mediados de mayo. Y no me pienso dejar vencer, porque este año, aunque no gane la guerra, voy a conseguir una tregua.

Si yo sé que en el fondo la vida me tiene algo de simpatía, y que más tarde o más temprano tendrá que sacarla a flote. Además, no puedo seguir siendo una degenerada mucho más sin que mis pulmones se resientan, mis vaqueros se desgarren o los rizos cubran mi cara. Todas las fachadas acaban desmoronándose antes o después.

Sé que aparecerá alguien que me quite esta máscara y proponga un tratado de paz. La cuestión es: ¿Seré lo suficientemente valiente para firmarlo?

Missing

Missing

Quien no se haya sentido alguna vez así... es que todavía no ha vivido lo suficiente. Es una de mis canciones preferidas, quizá porque yo no siento lo que dice y no puede lastimarme (si hace falta traducción, avisadme)

Please, please forgive me... but I won't be home again. Maybe someday you'll look out and barely conscious you'll say to no one:

"Isn't something missing?"

You won't cry for my absence, I know. You forgot me long ago. Am I that unimportant? Am I so insignificant? It makes me breathe deep and cry out:

Isn't something missing? Isn't someone missing me?

Even though I'd be sacrificed you won't try for me, not now. Though I'd die to know you love me... I'm all alone. Isn't someone missing me?

And if I bleed, I'll bleed knowing you don't care. And if I sleep just to dream of you and wake without you there.

Isn't something missing? Isn't something...

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Por favor, perdóname... pero no volveré a casa. Quizá algún día te des cuenta y apenas consciente preguntes sin respuesta:

¿No me falta algo?

Sé que no llorarás por mi ausencia. Hace mucho que me olvidaste. ¿Realmente soy tan poco importante? ¿Me consideras tan insignificante?

¿No te falta algo? ¿No te falto yo?

Y aunque tuviera que sacrificarme por ti, tú ya no lo harías por mí. Sé que estoy completamente sola y que nadie me echará de menos, por eso necesito gritar:

¿No te falta algo? ¿No sientes mi ausencia?

Y si he de sangrar, sangraré sabiendo que nunca te he importado. Y si he de dormir para tan sólo soñar contigo y despertarme sin ti a mi lado... ¿No me faltará algo? No hay nadie que...

(Ardua labor de Nando y Aran. Tenemos el copyright, que hemos sudao tinta china -es que somos de ciencias, jaja-)

Mi primer baile

Mi primer baile

1985. Mi madre y yo en la cocina. Yo tenía 2 años. Ella siempre fue una rockera. Acababa de comprarse la nueva cinta de Luz Casal y la puso en el radiocasette. La canción que más se oía en la radio entonces era "Rufino", y fue justo la que empezó a sonar. Ella bailaba levemente mientras recogía algunas cosas. Entonces yo me levanté y también me puse a bailar. Mi madre se dió la vuelta y casi se muere de la risa... al final acabamos bailando las dos.

Fue mi primer baile y no hizo falta que nadie me sacara a la pista o me agarrara la cintura. ¡Si es que siempre me he manejado mejor sola! Y aunque parezca mentira, sigo recordando aquel día :)

¡Ah! Y como homenaje a aquella tarde del 85 compramos un canario. ¿Adivináis cómo lo llamamos?

Hace algún tiempo en un bar
Conocí a un buen señor de cierta edad
Un ejecutivo
jefe de una empresa de publicidad
vestía traje de tweed
olía a un perfume de Givenchy
y sin ningún motivo
se acerco hasta mi mesa y me dijo así:

Dime muñeca... ¿No me encuentras atractivo?
Vente muñeca... te invito a un aperitivo.

Rufino me lleva a jugar al casino
Rufino me invita a comer langostinos
Me gusta verle bailar
Con su aire de pingüino
Rufino es: libertino, divino y superficial.

Anoche lo encontré
Sentado en la terraza de un café
Disfrazado de moderno
Los años embutidos en su corsé
Bebiendo un daiquiri
Oliendo a su eterno "Givenchy"
Enfrascado en la lectura
Por fuera -La Luna- dentro el -ABC-
Dime muñeca, ¿No me encuentras atractivo?
Vente muñeca, te invito a un aperitivo.

Rufino, me lleva a jugar al casino
Rufino, me invita a comer langostinos
Me gusta verle bailar
Con su aire de pingüino
Rufino es: libertino, divino y superficial
.

Desde mi ventana

Desde mi ventana

Esto es lo que se veía desde mi vieja casa. Vivía en un ático y las madrugadas de agosto, cuando se acercaba la convocatoria de septiembre, hacía el descanso de mis horas de estudio en la terraza.

La casa blanca tiene la puerta del segundo piso abierta, como podéis ver. Siempre estaba abierta. Podía levantarme una noche de verano a las 5 de la madrugada o una mañana de invierno a las 8 y así me la encontraba siempre. Misteriosamente abierta.

Parece ser que fue la casa de un alcalde. La plataforma de hormigón que tiene al lado es otra casa que ese alcalde intentó hacer sin papeles (parece ser que era un pelín cacique. Como nota editorial he de señalar que los caciques son una especie protegida en tierras gallegas).

La casa tenía un jardín precioso, con palmeras y todo. Detrás del jardín está el ayuntamiento. Tenía una fuente justo en frente, pero creo que la quitaron. Anda que ya les vale, con la gracia que tenia hacer el tonto en la fuente las noches de juerga...

Al lado del ayuntamiento estaba la alameda. Cuando atardecía se encendían dos largas filas de farolas redondas. Y en las noches de verano ponían cine antigüo frente a los columpios.

Recuerdo que la farmacia de enfrente se llamaba "Eirin". Como Irlanda Libre. Cuando pasaba delante me imaginaba pidiendo una pinta de cerveza negra. Más adelante está el colegio de los niños y un consultorio veterinario. Vendían tortugas y pollitos. Una vez le compré un pollito a Natalia. recuerdo que el pienso me costó 100 pesetas.

En el boliche conocí a Óscar y a Sito. Me hicieron bajar la víspera de un examen para tomar algo y despejarme y me regalaron una rifa. Lo cierto es que nunca supe si me tocó
el premio.

Al fondo está el taller de Baldo. Iba allí a pintar algunas tardes. Recuerdo que una vez me recriminó por el tamaño de mi falda. Cuando volvía me picaban los ojos. Soy alérgica a ciertos pigmentos. Todavía no he terminado el primer cuadro que empecé allí. Estoy en ello.

Siguiendo la carretera había un pazo. Una noche nos propusimos entrar. Cruzamos los terrenos colindantes y en la entrada oímos un ruido. Salimos corriendo. Volvimos el domingo de día y lo investigamos, pero pasamos miedo igual. Recuerdo que escribi algo en las paredes del pasillo... pero ya no recuerdo qué escribí exactamente.

Hace año y medio que no voy allí. A veces lo echo de menos y otras veces no. Hoy me doy cuenta que cuatro años no se borran tan fácilmente :)

Iván Ferreiro en Santiago

Iván Ferreiro en Santiago

Lo voy a resumir en una frase:

IVÁN FERREIRO viene a la SALA CAPITOL el 12 de Mayo y yo NO ME LO PIENSO PERDER. ¿Vosotros? ;)

Entradas:
Entre 10 - 12€ Venta anticipada
15€ En taquilla

Para más información:
Web oficial de Iván Ferreiro
Blog de Iván Ferreiro
Página web de la Sala Capitol

Si dices mi nombre es espectáculo... y me tiemblan las entrañas y se aprietan las paredes de este mundo. Sentí tu esqueleto susurrándome que me quisiste cada día, que rompimos las barreras del sonido comiéndonos la boca, diciendo que el futuro solamente podría convertirse en nuestra suerte.

Eres espectáculo... y tú ni siquiera lo llegas a notar
.

(Iván Ferreiro - Espectáculo)