Esta canción fue escrita en Santiago de Compostela. Y sonaron los primeros acordes de Moriría por vos:
- ¿En Santiago de Compostela? ¡Anda ya!
- Con lo que nos gustaba esta canción... no seas mala pécora
- La canción dice "veo caer la nieve en la hierba".
- Bueno, yo recuerdo una vez que nevó en Santiago. Tenía seis años y saqué un plato por la galería de Antealtares. ¡Se llenó de nieve!
- ... (cara de escepticismo)
Juan cantando solo. No se entendía nada, en eso estoy de acuerdo:
- Oh mira, salen Juan y su incipiente calvicie
- Ya empezamos...
- Venga, ¿por qué crees que lleva la gorra? ¡A VER SI VOCALIZAAAAAAS!
- (Vale, no pude evitar reírme. Tenía razón)
Eva de nuevo. Agradeciendo hasta al último humano que quedaba en pie en la Quintana por estar allí:
- Vale tía, estás de coña ¿no? Ya se lo has agradecido a 50 personas
- (suspiro)
- Si quiere le traemos un diván y así el psiquiatra ya le sale gratis. Mira cómo salta, parece que se ha comido veinte bollycaos...
Lo cierto es que lo pasamos de miedo, sarcasmo incluído. Los mejores momentos vinieron acompañados de Subamos al cielo y Revolución.
Revolución es muy especial para mi. Me recuerda los momentos que suelen explicar mis padres entre la sopa de fideos y los rapantes del mediodía. Las carreras delante de los grises, esconderse de la lluvia de palos en un viejo portal modernista, encerrar a los catedráticos en una habitación durante interminables horas de protesta, escuchar Quilapayún e Inti Illimani, votar por una democracia...
Pero lo más importante no es el pasado que evoca, sino las ganas que te dan de superar la gilipollez y la apatía que tanto abundan en el presente. Escuchando las viejas batallas de la gente que tenía frente a su propia puerta algo por lo que luchar te dan ganas de pensar con tu propia cabeza, de dar forma a tus propias ideas. De no dejarte llevar como todos los días, sentado en el salón viendo las peores noticias, los diez segundos de anuncios pidiendo ayuda humanitaria, los veinte de enviar tono gasolina al 5555. A veces todo parece tan sencillo, tan estúpido... hoy en día es tan fácil pasar por la vida haciendo oídos sordos a lo que sucede al otro lado de tu barrio que incluso llega a asustarme. Me asusta que algún día consigan anularme del todo.
¿Hay una campaña global para vendarnos los ojos? ¿Para anular nuestra forma de pensar?
Somos demasiados y no podrán pasar por encima de los años que tuvimos que callar, por los libros prohibidos y las entradas secretas. Por todos los que un día se atrevieron a gritar que la tierra era redonda y que había algo más que dragones y abismo donde acababan los mapas.
Somos demasiados y no podrán pasar por encima de la vida que queremos heredar, donde no tenga miedo de decir lo que pienso. Por todas las canciones que empiezan a nacer para no ser escuchadas y al fin lo van a ser... cantadas con rabia por los que siempre callaron.
Siento que llegó nuestra hora, esta es nuestra Revolución. Porque siento que este es el momento de olvidar lo que nos separó y pensar en lo que nos une
(Juan Aguirre y Eva Amaral)
Quizá esta sea nuestra Revolución. Nunca es bueno olvidar del todo, hay que aprender de los errores del pasado y para eso están los libros de historia, para recordarnos los fallos. Pero también hay que dejar a un lado lo que nos ha separado, porque por eso ya lucharon nuestros padres. Yo creo que nuestra verdadera revolución sería empezar a pensar en lo que nos une, como dice la canción, y rechazar que alguien nos diga cómo tenemos que pensar, a quién tenemos que odiar. Que nos sigan anulando, vendando los ojos.
¿Vosotros qué creéis?