Lo cierto es que el Apóstol es algo fuera de lo normal, ya no sólo por los fuegos y las actuaciones... todo el mundo habla con todo el mundo, aunque no se hayan visto nunca. Los desconocidos se saludan por la calle y la alegría se contagia de unos a otros de una forma rarísima (vale, el whisky también ayuda). Recuerdo el último Apóstol con Salomé, justo el 25 era su cumpleaños y cuando a las 24.00h acabaron los fuegos dijo literalmente que había sido el mejor cumpleaños de su vida.
Felicidades de nuevo Salomé, y felicidades también para Eva si me está leyendo. ¡Ayer también brindamos por vosotras!
Felicidades de nuevo Salomé, y felicidades también para Eva si me está leyendo. ¡Ayer también brindamos por vosotras!
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