Receta para salvar golpes
Hoy hace un año que decidió echar de su vida todos los fantasmas, y para conseguirlo elaboró su propia receta. La mezcla consistiría en dejar de creer en viejas ilusiones, en una buena caída para poder volver a levantarse, en sentir cómo le faltaba el aire para darse cuenta de que seguiría respirando y en ser infinitamente débil para conseguir hacerse mucho más fuerte después.
Para reforzar el efecto utilizó una buena levadura: cerrar todas las puertas, abrir todas las ventanas, romper todas las páginas y empezar a escribir unas nuevas. Pero no calculó bien la dosis.
Consiguió que ya no le dolieran esos viejos espíritus, consiguió odiarlos y despreciarlos a diario sin flaquear un solo momento. Consiguió ser sobradamente fuerte para levantarse del topetazo y respirar a pleno pulmón tal y como nunca lo había hecho. Hizo un nuevo bizcocho desde cero, y habría sido perfecto de no pasarse con la levadura.
Al cerrar todas las puertas se dedicó a ver la vida desde su ventana. Era una magnífica espectadora de todo lo hermoso que la rodeaba, pero nunca se dejaba tocar por el paisaje por si acaso la lastimaba. Se colgaba un cartel de frágil cuando salía a hacer la compra o a tomar un helado, para que nada ni nadie rozara su piel. Al romper las páginas viejas no se dio cuenta de lo necesario que era conservarlas para no cometer los mismos errores al escribir las nuevas.
Y cuando se dio cuenta de que el bizcocho se le había quedado reseso de tanta levadura corrió hasta la estación... pero el tren ya había pasado con su última ilusión a bordo. Y no le quedó más que sentarse en las vías y preguntarse:
¿Me atreveré a vivir esta vez, aún a riesgo de que sea a golpes?
Para reforzar el efecto utilizó una buena levadura: cerrar todas las puertas, abrir todas las ventanas, romper todas las páginas y empezar a escribir unas nuevas. Pero no calculó bien la dosis.
Consiguió que ya no le dolieran esos viejos espíritus, consiguió odiarlos y despreciarlos a diario sin flaquear un solo momento. Consiguió ser sobradamente fuerte para levantarse del topetazo y respirar a pleno pulmón tal y como nunca lo había hecho. Hizo un nuevo bizcocho desde cero, y habría sido perfecto de no pasarse con la levadura.
Al cerrar todas las puertas se dedicó a ver la vida desde su ventana. Era una magnífica espectadora de todo lo hermoso que la rodeaba, pero nunca se dejaba tocar por el paisaje por si acaso la lastimaba. Se colgaba un cartel de frágil cuando salía a hacer la compra o a tomar un helado, para que nada ni nadie rozara su piel. Al romper las páginas viejas no se dio cuenta de lo necesario que era conservarlas para no cometer los mismos errores al escribir las nuevas.
Y cuando se dio cuenta de que el bizcocho se le había quedado reseso de tanta levadura corrió hasta la estación... pero el tren ya había pasado con su última ilusión a bordo. Y no le quedó más que sentarse en las vías y preguntarse:
¿Me atreveré a vivir esta vez, aún a riesgo de que sea a golpes?
8 comentarios
Inchina -
Mónica: yo también (con tanto postre me está entrando un hambre que ni os cuento...)
Vicente Torres -
monica -
brianda -
Vero -
Inchina -
David: depende. Aunque nos curtamos con el tiempo, siempre encontramos algo nuevo que nos hace sentir mariposas en el estómago... o todo lo contrario (y por qué me hablas en primera persona, ¿eh?)
david -
nando -
Ahora que empecé el día
volviendo a tu mirada
y me encontraste bien
y te encontré más linda
ahora que por fin
está bastante claro
dónde estás y dónde
estoy
sé por primera vez
que tendré fuerzas
para construir contigo
una amistad tan piola
que del vecino
territorio del amor,
ese desesperado,
empezarán a mirarnos
con envidia
y acabaran organizando
excursiones
para venir a preguntarnos
cómo hicimos.
(Lovers go home.- Mario Benedetti)
pd: es q al ver el título lo vi "tan para ti" q no me pude resistir a ponértelo... ;) jeje, bikoooos!!